martes, 25 de abril de 2023

5 minutos

 "5 minutes til the rest of your life, cowboy".

Crecimos buscando conchas en la arena. Cáscaras muertas enterradas en la grava. Trozos de nácar, espuma, sal, combustible de barco. Buscábamos una salida en aquel horizonte mal sintonizado.

Un trozo de nosotros se quedó allí, entre las redes y los cristales del puerto. Hace falta estar hecho de una pasta especialmente idiota para soportar golpes y miradas tensas, escupir la sangre sobre el asfalto y volver a levantarse con el olor del pescado rancio, pero nos lo habían prometido. Íbamos a vivir en la luna, a derrotar fantasmas con partituras, a masticar el mundo cada noche y a escupirlo al salir el sol. Hijos del desastre, propietarios de nada, responsables de todo.

La obra no había empezado, y ya sabíamos el desenlace. El futuro se retorcía en el fondo de las botellas, las ilusiones dormían arrugadas en los bolsillos, las canciones se derramaban despacio por las paredes de los baños, rodeando firmas de rotulador. Todas aquellas palabras que decían "Estoy aquí, mírame, golpéame", ahora son solo borrones difusos que envejecen como historias contadas a medias. Naide nos enseñó a estar enfermos.

No hay reyes ni astronautas. Hay cuerpos en venta, espaldas rotas y cuentas bancarias inundadas de sudor sin sentido. Hay carreteras cortadas en seco frente a un desierto, zapatillas que arden en plena carrera, respiraciones entrecortadas al borde del abismo. Hay niños ahogados en puertos deportivos y cuerpos colgando de los árboles, cabezas decapitadas sobre las vías del tren. Hay jeringuillas en parques infantiles, gramos en bancos, condones rotos en lo alto de la colina. Hay montañas de escombros sobre patios de butacas. Hay ojos que hablan y bocas que miran, besos húmedos en portales cerrados y conversaciones apagados por el rumor de las olas. Hay caminos vacíos y líneas de teléfono muertas, cicatrices que no curan y huesos que pesan, arrastrándose por la arena, buscando una duna en la que enterrar todo lo que no se dice pero que está. Como nosotros.

Golpeas una y otra vez la misma lona, quemas una y otra vez los mismos nudillos, dejas caer las mismas gotas sobre la moqueta, y te abandonas a la fiebre mientras la ciudad sigue ahí fuera. Respira el monstruo en su caverna de cemento y te deja tirado en el desierto, donde las piedras juzgan con ojos fríos. ¿Quién eres tú? ¿Qué tienes para mí? Todo lo vivo devora cosas muertas: no importa qué sabes, sino a qué sabes. Te masticarán, tarde o temprano.

No hay soluciones a ninguna de las ecuaciones que cubren el cielo gris de este sitio, y tampoco hay salidas en ningún punto del mapa. Ni aquí ni allí, ni este lugar ni en el siguiente. La respuesta no es el ancla ni el martillo.

No hay conchas en la arena, no hay cristales en el puerto.

Golpes, sonrisas picadas, los brazos en alto.

"Gimme 5 minutes of hell. You understand me, son? Gimme 5 minutes of hell".

Cerrone se levantó de la esquina.

viernes, 7 de abril de 2023

Vivir gritando

 Quiero vivir gritando

empujando el cielo desde el suelo

sentarme con la luna entre las manos

y contemplar el fin de las formas.


He aprendido a correr

no para alejarme

sino zambullirme

en un mar de voces y cuerpos

fríos

y calientes

como el agua en invierno


lamer los sueños

que sobrevuelan el techo de esta extraña habitación


A veces busco las cadenas y recuerdo

que ya no hay cadenas ni muertos

No hay pasillos oscuros

ni colores rotos

No hay prisiones de polvo

ni fronteras de mármol,

hay un pozo de vida

que se desborda con cada pensamiento


Quiero vivir gritando

y abrir los brazos al viento

Parar el sol con el pecho,

sentir que estoy perdido,

decir que no.


Quiero sujetar el tiempo,

morir bailando,

dejar que el disco gire y gire,

vivir gritando contigo.