Tuve un sueño abrazado a una espada.
Olía a sangre y a infancias rotas,
a lodo y herrumbre,
a manos clavadas en las sábanas
de una tierra maldita
y a noches que nunca acaban.
Tuve un sueño en la oscuridad más profunda,
donde lobos se ocultaban entre las palabras
y respiraban en mi nuca,
donde los eclipses se alzaban
en un horizonte rojo
y negro,
como el yelmo,
como el huevo,
como la sombra que se cierne
sobre aquellos
que levantan la espada
contra el fuego.
Tuve un sueño
y lo he perdido.
Espero encontrarlo de nuevo.