miércoles, 16 de junio de 2021

404

Trazo la línea de salida en la ventana

porque no encuentro la puerta

de este infierno

en el que no recuerdo haber entrado


No sabía que el verano

pudiese ser tan frío


y en este pecho

ya no late una canción.


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martes, 15 de junio de 2021

Tormenta

A veces, siento que me deslizo por una tubería húmeda,

sin nada a lo que agarrarme,

sin nadie a quien pedir ayuda.

Noto cómo mis manos se deshacen en sangre mientras bajo,

el aire se convierte en una mano que asfixia,

y la oscuridad me envuelve como el mar

durante una noche de verano:

negro, cálido, cruel.


A veces, siento que nada de lo que he hecho merece la pena.

Que cada paso ha sido en la dirección contraria,

que me quedé sin gasolina antes de empezar la carrera

y que ya no hay nadie más en la autopista.

Que quien está, está por tristeza,

por la dolorosa inercia de un mundo constante

y la terrorífica pregunta de todas sus variables.

Que ya no queda nada de mí,

debajo de todos los adornos,

debajo de todas las letras.


A veces, siento que no soy nadie.

Que ya no importa,

ni importo, ni han importado

todas esas cosas

que siguen doliendo

cuando se apaga la luz.



Y otras veces, hay tormenta;

y a pesar del miedo y la costumbre,

todo desaparece

entre la luz y el agua.


Hoy he comprendido

que no hay nada más bonito 

que un gato

mirando la lluvia,

a través de una ventana.

jueves, 20 de mayo de 2021

"Struggler"

 Tuve un sueño abrazado a una espada.

Olía a sangre y a infancias rotas,

a lodo y herrumbre,

a manos clavadas en las sábanas

de una tierra maldita

y a noches que nunca acaban.


Tuve un sueño en la oscuridad más profunda,

donde lobos se ocultaban entre las palabras

y respiraban en mi nuca,

donde los eclipses se alzaban

en un horizonte rojo

y negro,

como el yelmo,

como el huevo,

como la sombra que se cierne

sobre aquellos

que levantan la espada

contra el fuego.


Tuve un sueño

y lo he perdido.

Espero encontrarlo de nuevo.

domingo, 2 de mayo de 2021

La Hora de la Serpiente.

Dejé mis cosas en algún punto de la carretera,

más allá del Pálido.


Todas las tardes vuelvo a pasar por allí,

pisando sobre mis propias huellas

y girando las manecillas del reloj,

pintando el camino de vuelta 

con sangre

sobre el asfalto.

Y cuando cae la noche sobre el desierto,

me hago un ovillo bajo las estrellas

y espero a que llegue la Hora de la Serpiente.


Humeantes,

las siluetas de fósforo

emergen entre las rocas

como fantasmas de otro mundo,

susurrando historias en un idioma antiguo,

cubriendo la arena de una luz fría,

narrando extraños mitos

sobre alcohol 

y galaxias muertas

y meteoritos de anfetamina.


Y al despertar, bostezo

con la boca llena de polvo y traumas,

cansado de este cuerpo que ya no es mío,

y de esta mente quebradiza

en la que no me encuentro.

Emprendo el camino de vuelta

sobre la sangre que se ha borrado,

sobre las huellas que se han borrado,

sobre el pasado que he olvidado.


Dejé mis huesos en algún punto de la carretera

más allá del Pálido.



miércoles, 31 de marzo de 2021

Manos.

Ojalá deshacerme de estas manos de adicto,

rígidas, frías y temblorosas,

incapaces de soltar nada.

Manos que duelen de sujetar papeles entre los dedos,

esperando ser el protagonista de la obra al menos una vez,

que el piano suene cuando abandone el escenario,

y no cuando rompa el decorado.