martes, 24 de septiembre de 2013

Camina.

Naciste entre la espada y la pared.
No te preguntes por los humanos, apenas los conoces.
Tú creciste con las bestias,
te criaste entre los monstruos.
Te amamantaste de las heridas que encontraste a tu paso,
tu leche es la sangre de los que murieron enfermos,
sin ver el campo de batalla ni a través de una ventana de coraje.
Desinfectaste sus llagas con la poca saliva que te quedaba para no morir de sed en el desierto,
pobre imbécil.

Ese cielo que miras fijamente,
buscando tu sitio en este puto infierno,
se ríe de ti.
Se burla de tu boca,
que mastica la tierra que otros lanzaron contra tus sonrisas.
Se burla de tus ojos,
que brillan ilusos ante la puñalada.
Se burla de tus manos,
que sostienen las vidas que envenenarán tus venas.
Se burla de tus piernas,
que corren para huir de ti mismo.
Se burla de tu vida,
que no es más que un chiste mal contado.

El hueco de tu pecho palpita,
ahora sabes que no estás muerto.
Haz honor al pacto que luce tu pecho.
Levántate y escupe al espejo.
Estás vivo.
Eres cierto.

Has elegido no sangrar en esta batalla,
has elegido no caer de rodillas,
desarmado,
ante una avalancha de flechas y lanzas.
Mantente erguido,
mantente firme.

Camina.

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