viernes, 12 de abril de 2013

Sol negro.

Hoy bajaré a mi infierno otra vez.
Bajaré para ver todos los miedos que
se intentan comer mis ilusiones.
Y sé
que no los podré detener.
¿Qué puedo hacer,
si ya me he cortado los pies
para no correr lejos de un mundo que
comenzaba a entender?

No.
Ya no siento hambre, ni sed.
Me alimento del papel sobre el que me desangro
al caer el anochecer.
Y trago las cenizas que caen sobre mi lengua,
al querer beber de tu piel.
Cuando nada va bien,
los ángeles se suicidan, 
tirándose de los sueños que nunca quisieron tener,
por miedo a perder.

Cierro los ojos para ver que mi universo sigue en pie.
Y sé que todo irá bien, si no olvido sonreír.
Arrancándome los ojos, intento no ver este sol negro sobre mí.

Crees que las flores que riego con lágrimas negras
no crecen dentro de mí,
para salir de mi boca arrastrando poemas
que no puedo concluir.

Y me hago sufrir,
para ver si puedo sentir.
Para ver si es propio de mí querer perderlo todo
excepto a ti.
Hundiéndome en el lodo,
solo he aprendido a vivir para después morir.

Y ahora que he aprendido a respirar,
el agua me llega a los colmillos.
Y ni garras ni mordiscos,
me salvarán de mi mismo.

Porque cuanto más me alejo,
más cerca estás de mi.
Porque cuanto más te acercas,
mi dolor se apiada de ti.
Porque cuanto más me acerco,
más te asfixias entre mis rosas.
Porque cuanto más te alejas,
más enferma mi vivir.

Así que dime si podemos seguir viviendo
el uno dentro del otro,
sin matarnos,
sin odiarnos.
Porque llevamos demasiado tiempo
siendo la misma persona.
Cada día, cada segundo, cada minuto.

Me miro al espejo y observo
al asesino de todo cuanto ha creído.
Miro por la ventana y observo,
todos los cadáveres que forman mi camino.

¿A dónde me dirijo?
Si lo supiera,
no estaría asesinando ahora al barquero.
No intentaría siempre, para llegar, beberme todo el río.
No me hubiese convertido,
de esta horrible manera,
en un monstruo escondido.
En una sombra de lo que era,
en un esqueleto mal vestido.
En un animal encadenado que sueña con ser vencido.
En una bestia indomable,
en un salvador de niños perdidos.
En un Peter Pan sin ilusiones,
en un cazador de destinos.

Hoy bajaré a mi infierno otra vez.
No para meterme los dedos en las llagas,
no para dejarme arrastrar por los muertos y el olvido.
Bajaré para contemplar ese enorme sol negro
ante el cual mi alma,
desde hace tiempo,
 se ha rendido.

1 comentario:

  1. A veces caemos en la trampa y no somos conscientes de ello hasta que no nos chocamos con los barrotes.
    "Porque llevamos demasiado tiempo
    siendo la misma persona.
    Cada día, cada segundo, cada minuto."
    Somos avasallados. Vencidos.

    ResponderEliminar