miércoles, 3 de abril de 2013

Blues cósmico.

No me dejes sola en la oscuridad,
dijo la Destructora de Estrellas.

La Asesina de Astros se levantó sobre el horizonte y me observó fijamente,
culpándome de la noche con su mirada.


Qué podía hacer yo, un miserable Vagabundo Cósmico.
Un triste Mendigo Astral.
Un Nómada de la Muerte.
Huir. Lo único que sé hacer.




Los planetas a veces se alinean,
con el único objetivo de aplastar a los humanos.
Aún dedicando todo mi tiempo a limpiar el universo,
a abrillantar y a pulir el cielo nocturno cada día,
aún recibiendo los impactos de los meteoritos a cada segundo,
impidiendo que la Reina fuese dañada.

Aún siendo la Luna de Día y el Sol de Noche,
los rayos atravesaron mi cuerpo.
No hubo piedad de un defensor.



Y mientras mi cuerpo cae inexorablemente hacia el vacío,
retorciéndose, girando, girando, girando y precipitándose hacia ninguna parte,
la Destructora me mira de reojo,
y por un segundo cree que puede reconstruir el universo.

Pero el universo ha sido asesinado.

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