lunes, 12 de agosto de 2013

Oración de la caja de Pandora.

Parece que no teníamos ni idea.
Creíamos saberlo todo,
todo sobre las personas,
el mundo,
mis noches,
tus gritos,
tus llantos,
mis grietas.
Creíamos saberlo todo,
todo sobre la muerte,
sobre la vida,
sobre las heridas,
sobre la mierda.
Pero no.
Parece que no teníamos ni idea.

No se trataba de salvar al de enfrente,
no se trataba de entrar en su mente,
de recibirlo en tu interior,
alquilarle la habitación,
al precio del dolor,
para siempre.

No se trataba de rescatar al mundo,
de salvarlo de las fauces de la muerte.
No se trataba ni siquiera de ser héroes,
ni villanos,
ni secundarios con suerte.

Tú creías que la clave era vivir con el pecho abierto.
Creías que esa era la manera de evitar todas las mentiras.

Yo creía que la clave era vivir huyendo, escapando del mundo.
Creía que esa era la manera de sobrevivir a una vida.

Pero se trataba de vivir con el pecho abierto,
pegados, abrazados,
cubriendo cada uno con su cuerpo
del otro la herida.

Se trataba de vivir huyendo,
de la mano,
sin mirar atrás.
Alimentándonos de una sonrisa.


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