martes, 22 de octubre de 2013

Rhea.

Cuentan los hombres que en algún lugar murió el sentimiento,
en algún rincón del bosque más oscuro
se perdió la confianza en el mañana y se empezó a temer el nunca.

Ríe el monstruoso dios que creó la fortuna,
inunda con sus carcajadas el espacio
y tose a causa de la risa.
Cada vez que alguien se salva de la muerte,
resuella con fuerza, frunce el ceño y vuelve a apretar la pluma en su mano,
escribiendo el más triste hado para un alma
que tuvo la mala suerte de tenerla buena.

El perro guardián del infierno jadea,
babea,
gruñe y aguarda impaciente,
buscando el cuello de la vida,
buscando la manera de terminar la historia del mundo.
Espera con calma en el pozo más profundo,
bajo los pies de todos,
bajo la tierra sobre la que descansa el mundo.
Espera para acabar con el dolor.

Y duele pensar que algún día fueron hombres.

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