En el espacio
entre un silencio
y un latido,
soy.
Las huellas de un gato
sobre el piano
marcan mis pasos en bucle,
hacia delante,
hacia atrás,
hacia el final de estas calles.
Cobro forma
a través de la luz y el frío,
y este amanecer de invierno
me devuelve la sombra,
dibujando mi cuerpo en la pared.
Y entre el silencio
y el latido,
he encontrado la paz de mis noches,
el rumbo de mis viajes.
Y esta paloma que se posa
sobre mis manos
sin decir nada,
se lleva mis recuerdos
y me deja una pálida sonrisa,
sincera
como el rayo.
Vuela con las demás,
más allá de las nubes,
hasta la próxima estación.
Al final de mi escalera,
solo queda una canción
y el eco de una máquina de escribir.
Ya no sueño,
no hace falta.
Pase lo que pase,
entre el silencio y el latido,
soy,
y siempre he sido.
Pase lo que pase.
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