domingo, 20 de febrero de 2022

The Joker and The Queen

 Una mañana que no es una mañana

cubre esta ciudad que nunca fue mi ciudad.

El tiempo es una melodía de piano

escrita por un loco;

el espacio, una voz rota

que hace eco en la soledad;

la vida, una obra de teatro sin guión.

El bufón y la reina,

un cuento de Navidad sin luces,

una muerte entre las flores,

una calavera desenterrada,

un poema para Ofelia.


Morí

y seguí mandando cartas a casa

hasta quedarme sin manos 

con las que ganar la partida.

Ya no tengo nada que apostar,

y no puedo levantarme de esta mesa

en la que siguen lloviendo piedras.

Y no puedo deshacerme de estas páginas en blanco,

en las que no sé qué decir.

Estoy encerrado entre dos palabras,

y no encuentro la salida

ni la entrada.


Intento coser mis heridas con el hilo del laberinto,

avanzar sin luz por estos pasillos,

y termino caminando en círculos

alrededor del espejo.

Ya no sé si soy el Minotauro o su reflejo,

el trauma de una pesadilla azul

derramada sobre la alfombra,

una noche sin estrellas

proyectada en la pared,

una vida inacabada,

una bolsa de plástico

en la tormenta.


Suena el disparo

que da comienzo a la carrera,

encajo la bala en la espalda,

y corro con los ojos cerrados.


Pero siempre he sido Orfeo,

sin entender las reglas de este juego

al que nunca quise jugar,

sin más música que este latido

que me hace compañía

en la oscuridad.

No sé volver a la torre

de la que bajé para ofrecer refugio.

No sé volver al camino

que nunca he querido andar.


Solo existe una línea de salida,

dos líneas de llegada,

ningún horizonte a la vista,

un cielo demasiado grande

para volar sin alas.

Y cada noche me paro en seco 

en esta carretera abandonada.

no me importa la carrera.

Doy media vuelta y me siento en el suelo,

como tantas otras veces,

en silencio y sin decir nada,

contemplando una espalda

que se aleja del mar.


Y ahora tengo una balada clavada en el pecho

que florece cuando cierro los ojos,

que trepa hasta mi garganta

si me quedo dormido durante mi guardia.

Me arrastra de vuelta al agujero

en el que busco mis pedazos en silencio,

en el que mueren los sueños,

solos,

de hambre y de miedo.


Toda historia tiene un final,

pero este cuaderno está lleno.

No quedan páginas que escribir.


Es el final de todas las cosas,

y yo sigo aquí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario