antes de volver a casa
respirar humaredas blancas
para borrar pensamientos negros
contemplar las fotos de los muertos
sentado en el acantilado
contar los días de tregua
en cicatrices en las manos
romper el espejo del sótano
para cerrarle la puerta al monstruo
caminar al borde del océano
para perder para siempre el miedo
desatar un fuego en la noche
para pedir auxilio en los callejones
recuperar el aliento en ninguna parte
para apagar el ruido y las voces
Repaso con los dedos
los grabados de estas galerías
en el estómago de la montaña
y le pregunto
a la oscuridad
qué pasó
con Él
Si logró salir del laberinto
Si encontró paz en la noche
Si logró dormir sin llorar
Si sintió que merecía el tacto
Si dejó de hacerse daño
Si dejó de hacerles daño
Si fue quien quiso ser
Si recuperó sus manos
Si sació su sed
Si echó de menos el mar
Si venció al frío y la sombra
Si consiguió el coraje de vivir desarmado
Si se permitió amar
Si comprendió el fuego en su pecho
Si encontró su espada y sus huesos
o si encontró su pálido cadáver
flotando en un lecho de loto
descansando
soñando
diciendo
que está tranquilo
ahora que no tiene hogar.
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